Alfabeto y abecedario romano

En este artículo revisamos, de la mano de los mejores expertos en la materia, el alfabeto y el abecedario romano. Sigue leyendo para conocer el alfabeto y el abecedario romano, sus características principales y todos los datos interesantes que debes conocer al respecto.

El abecedario y el alfabeto romano: historia y claves

El alfabeto latino o romano es el sistema de escritura más utilizado en el mundo en la actualidad. Según los expertos, más de 4500 personas en el mundo lo utilizan. Se usa en la mayoría de idiomas de la Unión Europea, pero también en América, en algunas zonas de África y en las islas del Pacífico.

De esta forma, en la actualidad, el término alfabeto y abecedario romano o latino se utiliza para todo tipo de derivaciones directas del alfabeto utilizadas por los romanos. Estas variantes pueden usar más o menos letras, como por ejemplo en el caso del italiano o del español, en comparación con el alfabeto romano más clásico.

De hecho, muchas letras han ido cambiando con el paso de los siglos, como por ejemplo las letras minúsculas, que se desarrollaron en la edad media y que no se utilizaban en el alfabeto y abecedario romano clásico.

Como nos han explicado los expertos en abecedarios de InfoAlfabetos.com, las primeras claves del alfabeto y abecedario romano podemos encontrarlas en el alfabeto romano arcaico entre los siglos VIII y VII antes de Cristo, derivado probablemente del alfabeto etrusco. A continuación encontramos el período del alfabeto romano clásico, en el que se introducirían letras como la G, la Y y la Z. De hecho, los nombres latinos de algunas letras aún continúan siendo especialmente discutidos en la actualidad. Por ejemplo, se cree que la H tenía otro nombre en el latín hablado.

En la Edad Media se añadieron la J, la U y la W. La J representaba la I no silábica, mientras que la U y la W se añadieron para diferenciarlas de la V. Además, el alfabeto que usaban los romanos solamente tenía letras mayúsculas, mientras que las minúsculas se fueron desarrollando con la grafía cursiva, en la Edad Media, primero en forma de escritura uncial y más tarde como escritura minúscula. Las clásicas letras romanas se reservaron a las inscripciones normales o para aportar énfasis a diferentes documentos escritos.

En la actualidad, las lenguas que usan el alfabeto y el abecedario romano utilizan letras mayúsculas para empezar las frases y los párrafos y para los nombres propios. Las normas de las mayúsculas van cambiando con el tiempo y son diferentes en distintos idiomas. Del mismo modo, por contra a lo que sucede con el español, en idiomas como el inglés se utilizan las mayúsculas iniciales para lenguas, meses, nacionalidades, etc. En alemán moderno se incluyen las mayúsculas en los sustantivos, mientras que en el polaco se introducen para los pronombres.

De esta forma, el alfabeto romano empezó a expandirse desde Italia con la lengua latina, hasta las tierras de alrededor del mar Mediterráneo, junto con la extensión del imperio romano. Mientras en la parte este del imperio romano se siguió usando la lengua griega, el alfabeto y abecedario romanos también empezaron a usarse y se fueron desarrollando las lenguas romances que adaptaron y usaron para ello el alfabeto y el abecedario romanos.

Después, con la expansión del cristianismo, este alfabeto se extendió también a los pueblos del norte de Europa en el que se hablaban las lenguas germánicas, cambiando sus alfabetos rúnicos, así como a las lenguas bálticas y a las no indoeuropeas, como el estonio o el húngaro. En la Edad Media, el alfabeto romano se extendió también entre los hablantes de lenguas eslavas en occidente.

Del mismo modo, hasta el 1492 el alfabeto romano se limitaba a las lenguas habladas en Europa occidental, central y del Norte, mientras se continuaban usando el alfabeto griego y el cirílico. El árabe se extendió en el Islam, entre naciones árabes y naciones no árabes. En Asia se usaba también la escritura china y el alfabeto brahmi. Durante los últimos 500 años, el alfabeto latino se ha extendido por todo el mundo: hasta América, Asia, Australia, África y el Pacífico.

De esta manera, si queremos hacernos una idea general del primer alfabeto romano debemos saber que se componía de 21 letras, en concreto de la A, B, C, D, E, F, Z, H, I, K, L, M, N, O, P, Q, R, S, T, V, X. Letras como la G surgieron más tarde, ya que al principio su sonido se representaba también con la C. Son parecidas porque a la C se le incluyó una raya horizontal para diferenciarlas. Las letras K, Z e Y se tomaron del alfabeto griego, antes existió una Z diferente en este alfabeto que terminó por desaparecer. La U, la J y la W derivan de la I y de la V y, como ya indicábamos más arriba, aparecieron en la edad media. Desde este momento el alfabeto romano se conforma por 26 letras, aunque algunos idiomas como el italiano eliminan algunas de ellas, y otros como el español añaden otras.

Cabe reseñar de nuevo que en sus inicios el alfabeto y el abecedario romano no incluía las minúsculas. Se trata de una representación de las letras que aparecería más tarde, con la finalidad de poder escribir completamente las letras sin levantar la mano al hacerlo, siendo por este motivo más redondas las minúsculas.